La “Adaptación basada en ecosistemas”, que es el uso de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos como parte de una estrategia integral de adaptación ante los efectos adversos al cambio climático, incluyen actividades de conservación, restauración y manejo sostenible de los ecosistemas naturales y antropogénicos para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático.
Todo este grupo de buenas prácticas nos dirige a un punto que define a la productividad como motor de un cultivo sostenibilidad que evita la erosión innecesaria de suelos y mayor satisfacción a nivel de cosechas, pero para esto no solo se requieren la capacitación y uso de buenas prácticas agrícolas, sino también el uso de técnicas e innovaciones agrícolas que permitan explorar y explotar de manera óptima el suelo sin dañarlo esto ayudara a ser más eficientes sin sacrificar nuestro recurso principal.